Cambio climático y deforestación: la historia del sur de Jalisco

Vivir en entornos saludables y sanos y también, hacer cara a la actual crisis climática y ambiental implica poner el cuidado de los bosques al centro.

Cambio climático y deforestación: la historia del sur de Jalisco
Imagen tomada el mes de agosto dentro de la Sierra de Tigre en el municipio de Zapotlán el Grande, Jalisco. Crédito: Javier Medina.

Zapotlán el Grande, Jal. — Una de las principales causas que originan el cambio climático está en la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera y la quema de combustibles fósiles desde diversas fuentes, además, un factor que contribuye a que existan variaciones en el clima está relacionado con la deforestación.

El 24 de octubre se conmemora el Día Internacional de Acción Contra del El Cambio Climático y es una buena oportunidad para abordar este fenómeno desde la perspectiva de los aportes que pueden hacer los bosques a escala climática. Los bosques son ecosistemas que permiten regular las condiciones climáticas de las regiones en que éstos se encuentran y en sus procesos de formación de suelo permiten fijar carbono, lo que desde luego abona de manera significativa en la reducción y mitigación de los efectos que causa el cambio climático. Nuestro país aún es escenario de grandes extensiones de bosques, las cuales tienen en Jalisco a uno de sus referentes, pues de acuerdo a información publicada por la SEMADET, nuestro estado cuenta con más de 4 millones 850 mil hectáreas de superficie forestal.

No obstante y lo que es materia de preocupación, es que los bosques enfrentan de manera generalizada condiciones de desprotección que hacen que éstos vayan reduciendo sus extensiones y se vuelvan blanco de tala ilegal, cambios de uso de suelo irregulares y afectaciones por incendios que en muchas ocasiones son deliberados. Los instrumentos legales de protección están a la mano, un pequeño ejemplo de ello es lo que establece la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable en sus políticas forestales y en el señalamiento de que, por ejemplo, la franja agropecuaria no podrá expandirse a costa de los ecosistemas forestales. El gran reto en realidad, está en trasladar este tipo de ideales y regulaciones al día a día y al territorio, lo cual de entrada no puede realizarse con instituciones cada vez más debilitadas (en buena parte) por los enfoques poco sustanciales en la agenda ambiental del gobierno federal.

Vivir en entornos saludables y sanos y también, hacer cara a la actual crisis climática y ambiental implica poner el cuidado de los bosques al centro.

El Sur de Jalisco contiene historias que se han desarrollado al interior de sus bosques y es una región caracterizada por la amplia presencia de este tipo de ecosistemas. Y también, enfrenta una realidad en la que el valor cultural y ambiental de estos espacios se va reduciendo de manera alarmante, esto motivado en gran parte por la dificultad histórica que ha existido en darle viabilidad económica al bosque de manera sostenible, para que como sistema pueda generar beneficios económicos sin ver amenazada su integridad como ecosistema.

Del total de bosques existentes en nuestro país, de acuerdo a la CONAFOR, 24.8% de ellos son catalogados como de vegetación secundaria, es decir, que existen alteraciones o perturbaciones a su interior que han modificado sus condiciones naturales. A esto, se suman las tasas de deforestación que en el caso del Sur de Jalisco, se manifiestan con números alarmantes, por mencionar un ejemplo, de 2003 a 2017 una extensión de 12, 384 hectáreas de bosques ha sido sustituida por plantaciones de aguacate, del cual en 95% de la superficie afectada, el cambio de uso de suelo fue ilegal. Sin olvidar que los desmontes no paran y que existen otras causas que originan el cambio de uso de suelo como son la ganadería y agricultura extensiva y la expansión urbana.

Aún así, la naturaleza subsiste y resiste. Jalisco es un estado que ofrece casi de todo si de recursos naturales hablamos, es de los de mayor biodiversidad en todo el territorio nacional ocupando el sexto lugar en ese rubro. Hagamos justicia a los ecosistemas, a las poblaciones que dependen de ellos y al derecho de futuras generaciones de poder desarrollarse de manera adecuada.

Las ventanas de oportunidad en el aporte de soluciones, pueden centrarse en la canalización y aplicación de recursos que permitan realizar obras de restauración de ecosistemas de manera constante y progresiva; hacer efectivos los mecanismos de regulación; instrumentar de manera adecuada Programas de Ordenamiento Ecológico; generar canales de comunicación con enfoque de gobernanza y un actuar institucional basado en la comunicación y la vinculación.

Los estragos que hemos generado en el ambiente y en el clima son abismales. 2015 – 2019 fue el periodo quinquenal más cálido del que se tengan datos y desde los años 80, cada nueva década ha sido más cálida que la anterior. El reto es abismal y demanda de acción inmediata, pensar globalmente actuando desde lo local es una de las vías en la que desde luego, apostar por el cuidado, conservación y protección de nuestros bosques, resulta indispensable.