Atziri y el ABC de los circos
Por Daniela Herrera
Una carpa: bambalinas, payasos, risas, trucos, espectáculo. Familias que migran en búsqueda de lugares en donde unas cuantas funciones al día les devuelven aplausos, reconocimiento, dinero. La rutina de la comunidad podría estar inmersa en las actividades que conlleven a perfeccionar el espectáculo, niños y niñas son parte de ello. La forma de vida de los infantes quizá también lleve el jugar y divertirse, pero, ¿van a la escuela?
La respuesta es no, la escuela va a ellos.
Y es que Jesús Atziri Cruz Anaya es parte de los más de mil 800 líderes para la educación comunitaria que ejercen su servicio en educación preescolar, primaria y secundaria en Jalisco para niños y adolescentes migrantes, comunidades alejadas de la urbe y zonas marginadas así como niños dentro de los circos.
Desde hace más de un año es líder de educación comunitaria para preescolar y primaria y da clases para tres circos aparte de los dos que pertenecen al Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE).
“Mi hermano mayor vive en un pueblo fuera de Guadalajara, a él lo invitaron a entrar y estuvo por dos años. Me contó de su experiencia y al yo no saber qué estudiar cuando saliera de la preparatoria decidí entrar”, menciona.
Explica que las personas dentro de la comunidad circense solicitan ante este organismo la educación para que sea llevada a sus hijos, lo que conlleva que al moverse de lugar, las personas encargadas de dar clases se muevan a donde estos se encuentren, esto debido a que en 1998, el Consejo firmó un acuerdo con la Unión Nacional de Empresarios y Artistas de Circo.
Comenta que su rutina para salir de casa depende de dónde esté el circo. Todos los días acude a dar clases, cuando llega a la carpa que funge como salón, recibe un desayuno y prepara el material para iniciar: nombra lista, realiza actividades de bienvenida, entrega lecturas y comienza la clase como lo indique la planeación.
Cada mes recibe capacitación, también un incentivo económico, aunque admite que no se acerca a un salario. Sin embargo, asume como beneficio las becas para estudiar que se otorgan por cada año de estadía.
Entre los sucesos dentro de su experiencia como líder, cuenta que existen comunidades en donde los padres maltratan a las personas que van a brindar educación: “El año pasado a una maestra casi la golpean por un niño que dijo que le caía mal”, dice.
Sin embargo, entre las experiencias que asume de buena manera se encuentran el reconocimiento de los padres que piden regrese a dar clases, así como el hecho de que uno de sus estudiantes haya aprendido a leer y lo hiciera frente a sus compañeros.
Para Atziri de 20 años de edad, dar clases significa un aporte significativo en el desarrollo de la educación del país, sobretodo, si sus alumnos se interesan en utilizar este aprendizaje para ayudar a su comunidad, el circo.